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El aparato tiene
dificultades para
alcanzar y/o
mantener la
temperatura
seleccionada
El aparato no se ha instalado en una
posición nivelada o estable
La temperatura establecida es
demasiado baja.
Sensores de temperatura rotos o
defectuosos.
Hay fugas de gas o de líquido
refrigerante.
Las aletas del condensador están
cubiertas de polvo.
Pérdida de potencia de refrigeración
causada por la apertura frecuente
y/o prolongada de la puerta.
La junta de la puerta no está bien
sellada contra el agua de
condensación
Compruebe la posición de la
instalación y modifique si es
necesario
Compruebe que los parámetros
establecidos correspondan a sus
necesidades de temperatura.
Comprobar la integridad de la
sonda de temperatura o sustituirla
Identificar la fuga y cerrarla
(hacerla revisar y reparar por un
especialista).
Retire cuidadosamente la
suciedad con un cepillo de cerdas
suaves.
Compruebe que el sistema
funcione correctamente.
Compruebe que las tomas de aire
no estén obstruidas.
Elimine el polvo de la junta de la
puerta con un secador de pelo o
utilice agua caliente a 45°C.
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