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Las gigantescas puertas rugieron y comenzaron
a abrirse. Dentro, todo estaba oscuro.
La tortuga se introdujo en el cavernoso interior;
la lámpara de sus sensores visuales apenas
iluminaba su entorno más cercano. Los dos
astronautas siguieron a la tortuga hasta una
computadora. La tortuga introdujo un comando
y el sistema de iluminación de emergencia se
activó.
Las diferentes bahías fueron iluminándose una por
una, desvelando interminables fi las de brillantes
titanes de metal: los Exotrajes. Pete y Yve se
quedaron asombrados. Habían descubierto un
pedido de Exotrajes que se había perdido hacía
más de cuarenta años. ¡Tenían que informar de
su hallazgo y asegurar la zona de inmediato!
18
De repente, la tortuga giró sus sensores hacia el
interior de la nave. Los astronautas observaron que
los sensores de la tortuga estaban sobrecargados.
Eso sólo podía signifi car una cosa: no estaban
solos. . .
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